desde rusia con amor

S I N S E N T I D O S S I N C R I T E R I O

todo es mentira excepto lo que no queremos ver

.

martes, septiembre 30, 2008

arrivederci




¿qué fue de...

...el que no se entera? escapó hacia otra ciudad y suele mandar postales por navidad
...sputnik? saltó al vacío y huyó a un lugar de gravedad negativa
...la luz? apareció y se fue, pero dejó el camino lleno de huellas
...el vecino? vivió hasta los 101 años, a tiempo para asistir al final del capitalismo
...greta? vaporizó fuera de un cuerpo que no era el suyo y se lo montó con el dueño de una inmobiliaria
...la sombra buena? se cayó dentro de su propia risa, pero siguiendo el eco la pudieron rescatar
...el señor rodilla? apareció una última vez y al ser invitado a té con pastas echó a llorar y se fue
...rajib? emigró a los usa justo a tiempo para la gran depresión, y acabó de limpiabotas en broadway

...y bender?? bender está de rave permanenete en omicron-persei 8


* * *

"No hay mes tan bello como septiembre,
así que después sólo queda morir..."

-Anónimo homónimo-


por así decirlo...

...sólo quiero decir que nunca pude olvidar
tu manera de decírmelo todo sin decir nada
por así decirlo no entiendería muy bien
que el amor en silencio se convirtiera en reproche
porque lo que siento por ti está
más alla de las palabras

así que por así decirlo debería encontrar
igual que tú la manera
de decírtelo todo sin decir nada
dame las palabras
dame las palabras pero no digas nada
dame las palabras
dame las palabras que me lo dicen todo



'In a manner of speaking' (Tuxedomoon)


tocarle las tetas a la vida

Justo al entrar en el viraje las ruedas chillan en voz bajita para pedirme un pequeño ángulo de corrección. El retrovisor enmarca una sonrisa, una mueca de aprobación, un camino a redescubrir y el cielo poniéndole fondo. Vaya foto. Tengo ganas de llegar y no hacer nada. Creo que voy a perderme por las curvas de tu espalda, y chocaré contigo y haremos un parte bastante amistoso. No se lo va a creer agente... De fondo suena aquella canción y precede a otra que, inevitablemente, también es aquella canción. No te quejes de la vida mi capitán, que me da la risa. La cena estaba deliciosa, el regusto del vino me templa la cara y tus ojos me deletrean la sentencia de mi perdición. Cuántos buenos momentos y mañana amanece entre gritos de celebración. Han venido todos, la fiesta puede empezar. Vaya resaca. Tómate un respiro y vete a trabajar, no sea que te olvides de poner las cosas en perspectiva. A lo mejor te dan la noticia que nunca pensaste escuchar. ¿Y ahora qué? Deprisa deprisa, quiero salir del barullo y marcharme a ese otro hormiguero donde la reina eres tú. ¿Te gustan estos acordes? Los he compuesto para mí, pero a ti te hecho un disco entero. Suena el teléfono. Mi médico dice que tengo un empacho. ¿Lo vas a coger? Yo lo que tengo es algo muy claro. Hay que darse prisa, no quieres llegar tarde pero cuidado con los radares. ¿A qué hora es el avión? Nada que declarar, ya está todo declarado. Se ha declarado un incendio, y aquí nadie lo quiere apagar. Estamos en el aire...

está abierto



- Pase, pase
- Buenas... ¿tienen felicidad verdadera?
- Uy no, ahora sólo vendemos transgénica
- Rediez...
- Así es la vida amigo


lunes, septiembre 29, 2008

achtung baby

El otoño ha traído una molesta variación al refugio del capitán, en forma de nuevos vecinos. Se diría que es un matrimonio por la dedicación con la que, taladro en mano, alguien de voz penetrante se ha dedicado a reconfigurar la casa encima de mis narices durante un par de semanas. Pero en fin, eso se acepta porque es una vez y ya está. El problema viene por los dos individuos que, si nadie lo remedia, van a compartir con la supuesta pareja las mismas paredes y sobre todo el mismo suelo, a saber: el niño y la abuela. Pocas combinaciones más mortíferas para la paz mental que la de un churumbel consentido y una vieja chillona pero sin ninguna autoridad.

Es el capitán una persona torturada por el ruido desde que le despierta el extractor del patio por la mañana. Luego, tras ocho horas sufriendo el run-run del aire/calefacción en el entorno diario de subsistencia (trabajo), llegar a la calma del hogar se convierte en un acto de vida o muerte. Los fines de semana, gracias a dios, el ruido le da un respiro y así de domingo en domingo el capitán va manteniendo la cordura. Pero eso se ha terminado. La criatura diabólica se despierta y empieza a correr, la abuela le grita para que pare sin ninguna convicción, los muebles se mueven, las cosas se golpean, hay objetos que caen, el suelo tiembla, yo abro un ojo y... la verdad sea dicha, no es manera de empezar un domingo cagándose en dios. Señora, ¿conoce usted las posibilidades de persuasión que le ofrece el sopapo? A la larga el niño lo agradecerá, créame.

Bajé a hablar con el vecino. Supuse que no sabía de que iba el tema por no tener el problema justo encima suyo, pero eso hubiera sido subestimar al viejo.

- Chaval, los he visto en directo, en la escalera -me contó-, y siento decirte que la cosa está jodida
- Yo no puedo vivir así, este es mi santuario
- ¿Has probado a subir y charlar con ellos?
- Nah, no se me da bien, cuando digo las cosas la gente se lo acaba tomando a peor
- Eso es por tu tono de voz...
- Vaya novedad, ¿qué hago, me lo cambio?
- Déjalo... oye, el cartel que había en el portal, ¿lo pusiste tú?
- Sí... "Por un futuro sin ruidos, controlen a la chiquillería"... no duró ni medio día
- Esa no es la manera, pero quizá yo pueda hacer algo
- ¿Hablaría usted con ellos?
- ¡No digas chorradas, chaval! ¿Qué somos, una ONG? Me refiero a quitar de en medio el problema...
- Vecino que nos conocemos
- ¿Qué hay de malo? Un accidente lo tiene cualquiera, no hace falta que muera nadie, con una temporadita en el hospital será suficiente
- Es un niño...
- Chaval, no te enteras de nada. Te estoy hablando de la abuela


domingo, septiembre 28, 2008

plegaria pagana

música nuestra que estás en el ipod
amplificado sea tu estruendo
escúchense tus guitarrazos
así en la tierra como en el cielo
el subidón nuestro de cada día dánosle hoy
perdónanos nuestro volumen
así como nosotros perdonamos el de nuestros vecinos
sálvanos del dolor y la pena
pon palabras a nuestra frustración
apiádate de lo que nos toca vivir
mas líbranos del rap
amen



sábado, septiembre 27, 2008

cuerpo a tierra

reagrupamiento... ¿estamos todos? no, claro que no... han caído unos cuantos, pero aquí andamos recomponiendo el grupo, mis fantasmas y yo, sólos en la penumbra a la que nos ha conducido el miedo... hoy me he quedado en mi hogar para que su nombre cobre sentido, porque lo necesito, y me olvido de relojes y teléfonos para acurrucarme en una esquina a solas con el monstruo... no hay como pararse a pensar para encontrar la manera de vencerlo desde dentro, endureciendo el gesto en un acto instintivo de conservación... aprecio la belleza del sol, oculto en la sombra de mi habitación, y lamento que a veces me haya cegado hasta el umbral de la estupidez, mais ça c'est la vie mes amis, prueba y error en un bucle insaciable destinado a hacerme aprender a ostias, demostrando cuán necesaria es la violencia en estos casos... la incógnita de lo que está por suceder hace que me sienta como viajero en un tren, ajeno a lo que hay por delante y mareado por cómo se mueve lo que veo hacia los lados, asustado e impaciente por lo mucho que me cuesta llegar... soy un pasajero, todo es pasajero... cuando consiga dejar de sentirme como un verbo sin conjugar, voy a salir a la calle a reír y beber y bailar, y dejar de esperar para ir a buscar, y sacudirme la indefinición, y reírme de los guapos porque ellos no pueden sufrir, y reírme de los feos y que ellos se rían de mí, y olvidarme de lo literal, y meterle mano a la vida porque es una zalamera y lo está deseando

miércoles, septiembre 24, 2008

el final del verano

Me faltas como el fuego a la noche, como el pálido aroma de los juncos que meciéndose despiden al sol. Falta tu aliento en el sobresalto de mi cama vacía, como brisa anunciando la lluvia y aliviando al peso del aire de tanto calor. Me faltas como arroyo a la fuente seca, como huerto donde cultivar mi amor y regarlo con tus palabras. Me falta el crujir de tu mirada, como rayo que anuncia tormenta antes de que el suelo se empiece a mojar. Me faltan tus brazos como río que rodea la tierra. Me falta la luz tenue del crepúsculo celebrando el contorno de tu cuerpo. Me faltas como lágrimas al reflejo de la luna, diluyéndose con el tintineo de las luces en el mar.

sin título todavía


...todo está escrito en las paredes del tiempo,
sólo existen personas aprendiendo a leer...


miércoles, septiembre 17, 2008

bolcheviques en wall street

¿Quién no se ha enternecido estos días con la visión televisiva de esos curritos encorbatados y entristecidos, saliendo de sus oficinas con las cajas de cartón a cuestas, en mitad del muy neoyorquino atasco mañanero? El liberalismo radical vive momentos de confusión, retrato mismo de la desorientación corriendo por los pasillos de la bolsa como una gallina descabezada. Con tanta turbulencia financiera, no es de extrañar que la nomenklatura yanqui haya pasado una serie de malas noches haciéndose caquita en los calzones, y la consecuencia de tanta diarrea ha sido (redoble de tambor) nacionalizar la mayor aseguradora del país, y por extensión del mundo libre. Alabado sea. ¿Nacionalizar? ¿Pero qué somos, comunistas? ¡Oh my fucking god! ¡Ja! ¡¡A mí los soviets...!! Parece que el mundo occidental tal y como lo conocemos tiene los días contados. Pero no. He aquí una nueva lección de hipocresía a cargo del amigo americano, a saber: cuando una empresa es lo suficientemente grande y poderosa como para arrastrar a las demás en su caída, el séptimo de caballería corneta en ristre acude raudo al rescate, gastando dinero público para financiar a los que se lo han fundido todo en seguir engordando. "¡El sistema se regula sólo..!", gritan Schumpeter y Reagan revolviéndose en sus tumbas, ante la carcajada general y el bizqueo compulsivo de la reserva federal. Nada como afianzar el chiringuito sepultando más billetes en el barro, y aquí paz y después gloria. Una lástima eso sí, semejante desembolso, con lo bonito que hubiera quedado el nuevo portaaviones. Pero no nos confundamos, no a todo el mundo se le permite mamar de la teta estatal. A los otros, a los que sólo son grandes sin más, se les deja caer en la bancarrota, no sea que nos llamen intervencionistas. Es lo que tiene ser líder de pensamiento: a veces hay que sacrificar coherencia por innovación. En fin... por estas latitudes más de lo mismo para el españolito de a pie, que ve como su gobierno "progresista" resuelve la crisis abriendo una línea de crédito para las constructoras... ¡¡con un par de huevos, sí señor!! Nos vemos en la cola del paro.

la maté porque era mía

Descubro en la prensa la iniciativa de un colectivo de jóvenes profesionales con residencia en barcelona, consistente en la publicación y difusión simultánea de un libro (habrá que ver dónde) y un vídeo (en youtube) bajo el título de "odio barcelona". A mí, que llevo odiando barcelona desde hace ya algún tiempo, se me ha revuelto un poco la conciencia al ver tanta explicitud sobre un tema que me produce confusión y contradicción. Casi que me he cabreado un poco y todo, al ver vapuleada de un modo tan violento la ciudad en la que vivo desde que el siglo es siglo. Un poco como cuando alguien se mete con tu hermana (es un decir) y tú comienzas a echar espuma por la boca al grito de "¡¡a esa zorra sólo la insulto yo..!!". Algunos dirán que es un signo inequívoco de que la quiero (a mi hermana no, a barcelona), lo cual es probable: todo el mundo sabe que amar y odiar no son excluyentes, sino complementarios. Es cierto que la ciudad se ha prostituído al turismo y que cada vez da más pena salir, que los precios son pornográficos y que todo lo bueno está prohibido, pero seamos realistas: cuando se mantiene a un mismo partido en el gobierno durante treinta años no se puede esperar otra cosa. Yo prefiero, hoy, interrumpir un poco este cansancio camuflado de odio, y acordarme de aquel niño alucinado que descubría el mercat de sant antoni de la mano de su padre un domingo de privamera, con los carromatos roñosos y la humedad del papel viejo abrumando sus sentidos. Al fin y al cabo, eso es lo que me viene a la mente cuando paseo bajo el toldo verde y los viejos arcos de metal, cada día, aquí al lado, en mi barrio.



escribe un sueño si puedes

Una caricia suave en la cara, como un cosquilleo. Media vuelta y el sueño gira conmigo para seguir hablándome de frente. Hay luz, una isla, rostros tostados, y la belleza insondable de tus ojos mirando al mar. Las imágenes se aceleran atropelladamente ante el peligro de no llegar a existir. Otra media vuelta de mi cuerpo y el plano cambia como si de una película se tratara. Resulta que las personas hablan, y mezclan entre sonrisas historias que se deforman y se reinventan como una sola. Suenan cristalinos los vasos chocando entre sí. Mis latidos se acrecentan con la visión de recuerdos que parecen ahora. Cuando tus ojos se giran hacia mí, noto el frenazo del tiempo que se detiene. ¡Rápido, que pase algo!... o la escena se esfumará como espuma a través de la arena. Oigo mi respiración, y los golpes del corazón como gritos del tiempo resurgiendo segundo a segundo. Media vuelta más y me froto los ojos: estoy despierto. Me cuesta un poco asimilar lo que no ha llegado a suceder. Luego me asusto. Estiro el brazo pero no alcanzo. Me levanto sin tocar el suelo, tropiezo, blasfemo, piso al gato y busco busco pero no veo. Salgo de la habitación y noto el olor del salitre quedándose atrás. Corro, pero no llego. Llego, pero no a tiempo. Escribo, pero no recuerdo. Es inútil, la historia se ha escapado.

sábado, septiembre 13, 2008

el estado de las cosas

- Oye, ¿y tú qué haces?
- Sobrevivo
- No, en serio, nunca he entendido a qué te dedicas exactamente
- Bueno, lo típico, una oficina unidimensional, un horario acaparador...
- ¿Un banco?
- Yo diría mejor un barco, un barco a la deriva
- ¡Ja! Venga capitán, no tiene que ser tan difícil de explicar
- Más bien es doloroso... yo qué sé, automatizo cosas, cosas aburridas, y las convierto en no cosas, porque cuando haces que se hagan solas, sólo queda su aburrimiento
- Entonces eres programador
- No, eso es lo que pensaba que me gustaría ser, pero ahora sé que me cansaría a los dos días
- Tú siempre tan impreciso... ¡hay que tener un objetivo en la vida!
- Eso ya lo decía mi padre
- ¿Y cúal es tu objetivo?
- Salirme por la tangente
- ...
- Vaya careto, ¿qué he dicho?
- No, nada... ¿y dónde estás ahora?
- Recién encuentro la spacatoria
- Es-ca-pa-to-ria
- Pues eso...


Spa-Francorchamps, 7 de septiembre 2008



viernes, septiembre 12, 2008

¿hacia dónde ahora..?



¿por qué no te callas?

Oye campeón, que te estoy mirando. Pues más te vale. Sí, ya he tomado. No, no quiero más. Cosas mías. A ti tampoco te sienta bien esa camisa. Sí, ya sé quién pincha. Sí. Sí. Qué sí. Yo también. Sí. Vale, pues yo tampoco. Nada nada, tú tranquilo. No te preocupes, desde aquí veo bien. No hace falta. Te agradezco pero no. No. He dicho qué no, ostia. Y qué quieres. Pues anda que tú. Eso ya me lo has contado. Te repites más que un loro. Vale, vale, ya te pillo. Loro de mierda. ¿Tú y cuantos más? Sí, claro. Me parece estupendo. De acuerdo, ves empezando. Ningún problema, cuando llegues me avisas. ¿Por qué lo preguntas? Si sólo fuera yo... Ya. Bueno, mejor para ti. No, no te vaya a dar algo. Por supuesto, de eso se trata. Yo te ayudo. De verdad, eres un tío muy majo. Sobre todo cuando te callas. ¿Por qué no te callas? Te sentará bien. ¿Ah sí? Pues mejor me lo pones. Esas cosas luego son jodidas. Ya se sabe, si el médico lo dice... Vale, pues me alegro. ¿En serio? Ya te digo. No te preocupes, lo haré. El olor me recordará a ti. Pensaré en la tuya todo el tiempo. Ahora mismo voy. Ostia, pues estaría bien. Vale, nos llamamos. No te dejes el bozal. Yo más. Nos vemos allí. Sí, tu madre también. Adiós. Gilipollas.

Nota mental: "no presuponer, no todo el mundo es simpático"


jueves, septiembre 11, 2008

monza, septiembre 11, 1988

Me faltó televisor para gritar todo lo que tenía que gritar, así que el viejo tuvo que llamarme al orden por alterar su apacible domingo de cumpleaños...



...y con esto clausuramos el periodo de tributos y homenajes, que ya va estando bien...

miércoles, septiembre 03, 2008

vértigo

Todo esto será suyo. Habrá que aprender a enseñar. Habrá que enseñarles a preguntar, a pedir, a no preguntar, a coger, y las consecuencias. Habrá que llevarles de la mano hasta el perímetro de nuestro conocimiento y soltarles, a ver qué pescan por su cuenta. Y que nos lo enseñen, para aprender de ellos. Entonces sabremos que lo hemos hecho bien.


email

Siento un calor eléctrico en la espalda y me abalanzo sobre el ordenador. Mis dedos disparan palabras sobre el teclado con la urgencia propia de los arrebatos, como si la historia a contar fuese la última comunicación escrita de la humanidad. Es una historia pequeña, de detalles minúsculos e insignificantes, que sin embargo ocupan la mayor parte de mi universo en este momento, vacío como está por el hueco que deja tu ausencia. Mezclo sin ningún criterio los tiempos verbales, los recuerdos fluorescentes y las fantasías de futuro inmediato. Soy consciente de lo desvertebrado de mi redacción, pero sé que en cualquier caso tú ordenarás las frases de acuerdo a una norma que se me escapa. A veces no veo el significado de lo que escribo hasta que tú lo lees, y entonces se me abre otra puerta que me lleva a un lugar en el que acabas de estar, pero ya no estás. Mis palabras salen disparadas y te alcanzan, pero yo no. Yo rastreo en los huecos rugosos de tus respuestas, buscando la pista que me indique por cúal de los caminos de mi imaginación aparecerás la próxima vez.

no me chilles que no te veo

Cuenta la leyenda como hace muchos siglos, en el lejano oriente, un monje subía cada día a lo alto de la montaña en prueba de su devoción por viru-hito, el dios de la no-lógica, para poder hablar con su señor lejos del ruido de los hombres, en un diálogo puro adornado de silencio. Era viru-hito un dios de gran predicamento y no excesiva organización, y aunque hacía los posibles por devolver las plegarias de todos sus fieles, a veces le resultaba imposible. Había, pues, días en los que el monje volvía cabizbajo de la montaña, sin el eco sereno de la voz de viru-hito aliviando las dudas de su alma y el dolor de sus pies. Poco importaba, ya que a la mañana siguiente su fé resplandecía con la fuerza del nuevo día, y el monje emprendía de nuevo el ascenso, empujado por la magia irracional de su amor por viru-hito.

Un día, viru-hito se asomó a la montaña, como casi siempre hacía, y comprobó con sorpresa que el monje no estaba. Era la primera vez que esto ocurría, y temió viru-hito haber perdido a su más devoto seguidor. Aunque sabía que él no era un dios infalible, amaba realmente a todo aquel que le amaba. El dolor formó una lágrima con forma de monje en el corazón de viru-hito. Al día siguiente, el dios de la no-lógica volvió a asomarse a la montaña. Allí estaba el monje, en lo más alto, con la alegría por ver a su señor ocultando el cansancio de su rostro.

- Ayer me conmovió no encontrarte -dijo viru-hito-, pensé que tu fé se había marchitado
- Mi señor -contestó el monje-, sabes que la fuerza de mi amor no conoce límites
- Temí que mis ausencias te hubieran hecho desistir, después de todo no es fácil subir la montaña cada día. Sería lógico que te cansaras, y no te culparía.
- Mi señor, si buscara la lógica no tendría necesidad de adorarte. Pero tú me das algo que no puedo explicar y que necesito como el respirar.

Viru-hito se sintió aliviado. Luego le dijo al monje:

- Sabes, confieso que antes de venir sí he pensado en recriminarte por no haber aparecido ayer. Sinceramente, ¿qué habrías pensado?
- Oh... -contestó el monje rascándose la barba-, eso hubiera sido hermoso porque no tendría ni pies ni cabeza


lunes, septiembre 01, 2008

cambio de tiempo

Al séptimo día, el sol y la luna se encontraron en lo más alto, y al mirarse cara a cara el cielo entero se oscureció. Silbaba el viento, pero sin correr. Crujían hojas y ramas, pero sin moverse. Los rebaños huyeron hacia ninguna parte, donde nadie los pudo encontrar. El agua surgió de la tierra, inundando los campos. Las plantas se doblaron y crecieron hacia abajo, hasta que sus flores tocaron el suelo manchándose de barro. Los caminos se dieron la vuelta. Los puentes se derrumbaron para no ser cruzados. Cayeron los relojes de lo alto de las torres.

Cuando la luna estuvo morena, se marchó dejando al sol muy risueño. Ya volvía a llenarse el aire de luz cuando rompió a llover desde el suelo hacia arriba, creándose un arco iris compuesto de grises. Con el agua que subía recuperó el cielo su azul, y fue allí que aparecieron los rebaños, en el lugar donde a nadie se le había ocurrido mirar. Finalmente escampó, y quedó una tarde muy buena.




domingo, agosto 31, 2008

¡...toooma...!


Por donde quiera que vas, el mundo está lleno de imágenes que sólo existen cuando tú las miras, y que llevan años descomponiéndose para ti. Hay algo erótico en su manera de despojarse de lo supérfluo, y mostrarte el armazón que alguna vez sustentó el color de su envoltorio. Esperan que les devuelvas la vida que hace tiempo no poseen, y cuando escuchan el click de tu A1 les sobreviene un último arranque de belleza. La foto verá la luz, pero tuyo es para siempre el recuerdo íntimo de ese instante de seducción.


sandinista!

Fin de semana viajero... Para digerir mejor los kilómetros al volante, un ejercicio de reencuentro con el disco maldito de mis amores. Dos pasadas, una a la ida y otra a la vuelta, a solas él y yo, enterito y sin pausas, completo en toda su gloriosa imperfección, para maravillarme una vez más con esa caótica manera de esgrimir la confusión como respuesta. Cuando no está claro qué hacer, hay que huír hacia delante: el avance se alimenta de errores. Sí, tiene alguna paja mental infumable. Si, cuesta oírlo del tirón. No, no es un disco perfecto, para eso ya está london calling. ¿Qué hace uno después de london calling? Despojarse de la vergüenza, asumir las propias debilidades, girar la perspectiva y romper las bases que sustentan el pasado. Experimentar, o lo que es lo mismo, vivir. Eso era the clash en 1980, un grupo totalmente permeable: rap, reggae, dub, calypso, pop, funk, soul, jazz, rock... todo en la misma coctelera, rompiendo límites y haciendo supérfluas las clasificaciones. Sandinista! es un monumento a la pasión, una demostración de poder, un reflejo sin trampa, un borrón orgulloso en mitad de la hoja, una respuesta perdida en los trazos borrosos de la genialidad.

sábado, agosto 30, 2008

momentos descapotables



cierre exacto del compartimento trasero, tacto sublime del cuero en las curvas, picor del sol besando mi cuello, sabores de ensueño en el retrovisor... boca entreabierta, cabellos al viento, estrellas de cine, momentos eternos


viernes, agosto 29, 2008

meterte donde no te llaman

Rodeado de total oscuridad, se arrastraba por la cañería esquivando los grumos de porquería que se habían depositado durante los años. En un momento dado, vislumbró tras un recodo la claridad inconfundible del amanecer, a través de una rendija por la que justo cabía su cuerpo. Sus patitas se apresuraron hacia la abertura, temerosas de que una fuerza superior la cerrara impidiéndole salir. Pero no, era libre. La textura rugosa de la pared le limpiaba los pies y le hacía cosquillas. Trepó rapidamente y sin darse cuenta superó el alféizar y cayó al suelo. Estaba dentro, en el balcón. Si hubiera tenido algo de sesera hubiera sabido que sus posibilidades de sobrebrivir eran remotas. Se le erizaron los pelillos al recibir de su espinazo un aviso de peligro. Miró a su derecha y allí estaba, encaramado a una silla de mimbre: el gato dormido. La vida se le escapaba por los ojos. Miro al otro lado, donde a un palmo escaso había unas zapatillas negras apoyadas en la pared. Se metería dentro. Eligió la más lejana por estar un poco inclinada, y alcanzó rápidamente su oscuro y seguro interior. Se encogió de miedo, esperando la embestida brutal del felino guardián, pero no pasó nada. Por fin sintió como el alivio le destensaba los músculos. El escondite era muy cómodo, y además olía a queso. Por desgracia él no era ratón, era cucaracha. Tanto se relajó que se quedó dormido. Cuando despertó un rato después, todo pasó muy rápido: el traqueteo, salir de la zapatilla, caer al suelo, oír un grito, y luego el golpe, doloroso, despachurrante, mortal de necesidad.

jueves, agosto 28, 2008

el bernardino

Si uno se fija ahí enfrente, entre los tejados y el cielo, con los ojos muy quietos enfocando a una distancia media, las manchas de azul y marrón se deshacen en la retina como si cruzara una cascada con los ojos abiertos. Las siluetas se deforman y en el calor del momento se funden con el aroma que sube contoneándose desde el plato hasta rodearme. Degusto el aire, recreándome en la lentitud de mi boca al recibir un primer bocado que, para no ser menos, licúa su sabor al sólo contacto con mi paladar. Sopla una brisa muy leve para evitar que me pierda con tanta humedad, porque aquí son muy sabios y los momentos así prolongados gustan mejor. En esta tesitura, el vino se presupone purpurado y voluptuoso. Exacto, así. Devolviendo la copa a la mesa, me dejo caer hacia atrás. Hay un gesto de aprobación a través del cristal, suave como la sonrisa que me trajo hasta este lugar.



tónica schweppes

La edad perfecta es aquella en la que no te importa lo que opinen de tu edad, aquella en la que ya no te sientes indestructible, ni crees que no has hecho nada ni que está todo por hacer. En la edad perfecta eres humilde para no ir dando lecciones, y orgulloso para no aceptar lo que te viene dado. En la edad perfecta, escuchas antes de hablar pero eres dueño de tus opiniones. En la edad perfecta no haces las cosas de cualquier manera: perfeccionas el método. No se aceptan imitaciones cuando se tiene la edad perfecta. Y lo mejor de todo, la edad perfecta no coincide con un número concreto de años, porque es un estado mental.

miércoles, agosto 27, 2008

gerhard berger

Barcelona 2008

Cómo pasa el tiempo, cuarenta y nueve tacos. Hace más de veinte años que, siendo mocoso imberbe, aposté la ilusión al 28, rojo... Muchas alegrías y algunos sustos después, queda el sabor de boca imborrable de las victorias más dulces. El último de su especie. Nos vemos en Spa!

Monza 1989


la encuestadora

La calle estaba repleta de gente, pero el capitán fonzollo se dio cuenta de que la chica lo había elegido a él. Armada de peto, gorra, pin, portafolios y bolígrafo, y con las piernas firmemente clavadas en el suelo, lo había fijado en su mirada, atenta a cualquier variación de su trayectoria. El capitán no tenía especial prisa, pero no gustaba de este tipo de abordajes sobre todo cuando se producían a pleno sol de verano. Bajó la cabeza e intentó el regate, pero con el rabillo del ojo vio cómo ella, implacable, variaba su ángulo de ataque para no dejarlo pasar. De niño, en el colegio, el capitán nunca destacó por sus dotes futbolísticas. Después de dos o tres cambios de dirección bastante torpes fue interceptado por la encuestadora, visiblemente decidida a conseguir su comisión.

-Perdona, ¿tienes tiempo para unas preguntas?
Silencio. Cabeza gacha.
-Perdona, sólo será un momento. ¿Tú crees en el más allá?
-¿Cóooomo?
-¿Has oído hablar de la iglesia del día final?
-¡Por favor!- clamó el capitán al tiempo que alzaba la mirada al cielo
-¿Qué pasa?- dijo ella con sonrisa fingida
-Pensaba que me ibas a preguntar algo serio...
-¿Te parece poco importante lo que ocurrirá cuando ya no estemos aquí?
-¿Tú qué crees, chata?
-¿De verdad no te importa?
-Se me ocurren millones de preguntas más importantes que esa
-Bueno, pues dímelas
-¿Adonde van las miradas perdidas?
-¿Perdón...?
-¿Los abrazos, son de corriente contínua o alterna?
-...
-¿Cuál fue la última conversación que tuviste con tu abuelo antes de morir? ¿Por qué tardan en llegar las cosas eternas? ¿Cuántas medias naranjas hay en el mundo? ¿Son simétricas las caricias? ¿Qué pasó en mi primer sueño? ¿Dónde nace un bostezo? ¿Cuántas lágrimas ahogan una flor?

El capitán alzaba un poco la voz con cada pregunta. Ella se acercaba cada vez más para escuchar sus palabras, atónita. La distancia entre sus caras era ahora de unos pocos centímetros, y se percibía con gran intensidad el sudor de la chica emanando bajo su camiseta verde. Era demasiado. De forma totalmente previsible, el capitán explotó.

-Oye niña impertinente, tanto que hablas del más allá, ¿por qué coño estás cada vez más aquí..?
-Mira, yo sólo estoy haciendo mi trabajo-, dijo ella intentando recomponerse
-Pues yo acabo de dejar el mío y créeme, te lo recomiendo...




media juventud

Junto al contenedor de la esquina, se me ha encogido el corazón al volver a leer nombres que evocan el burbujeo sónico de la pubertad: sony, maxell, fuji, tdk... Horas y horas de música, con sus consiguientes recuerdos adheridos, deshauciadas en el suelo a la espera de su verdugo, el camión de la basura. La música, a diferencia de la vida, tiene el encanto de poder rebobinarse con tan sólo un bolígrafo. Si el que no se entera estuviera aún por aquí me lo imagino arrodillado, arriesgando el pellejo en plena calzada, buceando en el hallazgo con ojos de plato, intercalando blasfemias con exclamaciones de admiración.

viernes, agosto 22, 2008

al ladrón..!!



ni yo mismo sé lo que guardaba dentro, y como no vuelvas a explicármelo, nunca me voy a enterar...

jueves, agosto 21, 2008

todo está en la cabeza

Ayer, miércoles, descubrí una cosa: que no odio los martes. Después de tantas veces en las que el martes ha sido una sucesión de gruñidos e ideas destructivas, resulta que lo que odio es "el segundo día de la vuelta al trabajo", honor dudoso que normalmente corresponde al martes pero que esta semana, por obra y gracia de mis vacaciones, ha caído en miércoles. Y puedo asegurar que tenía la misma tristeza cincelada en el ánimo, la misma negrura de miras, y las mismas ganas de llorar que cualquier otro miércoles, perdón, martes. Curioso, lo del segundo día, me suena familiar. ¿Qué tienen los segundos días? ¿A que se debe su horrible aura de fatalidad y dolor? La verdad, no conozco ninguna explicación al hecho de que todo empeore temporalmente al cabo de dos días... ¿dos días de qué? Ya no me valen los excesos del fin de semana como explicación, porque ultimamente soy un santo y ni por esas. Tampoco los cambios de tiempo, porque en esta ciudad no hay otra cosa (hmmmm, ¿será eso?). Lo dudo. Joder, es que no tengo motivos. Serán los prejuicios, seguramente. Son cómodos los prejuicios, siempre a mano para explicar algo que no queremos explicar, para evitar hacernos preguntas. Son muy cómodos los putos prejuicios, porque me regalan la excusa para poder tener "un mal día" una vez a la semana, y al que le pille cerca que se joda. Pues no. Va a haber que rascar un poquito, aunque pique, porque pica, y buscar las razones de ese poso recurrente de inquietud. Mierda, ya me he complicado un poco la vida yo solito. Maldito miércoles.

miércoles, agosto 20, 2008

frito me tenía (I)



si la fotografía fuera música, esto sería una versión


frito me tenía (II)

Creer e imaginar, no es lo mismo. No es lo mismo desear que esperar. Aceptar y dejarse llevar, para nada son lo mismo. No es lo mismo callar que no decir. Nunca es lo mismo que antes, no puede volver a ser lo mismo. Si nosotros ya no éramos los mismos, ¿cómo pudiste pensarlo? Siempre a vueltas con lo mismo, atascándote en los mismos peros que nunca te permitieron verme como soy. Volviste sobre tus mismos pasos, pero tiré de tripas y te pagué con tu misma moneda. Aunque casi ni me acuerdo, porque ya me da lo mismo.

frito me tenía (y III)

Mala sombra... Cuando te giraste para hablarme reconocí mi sufrimiento en el timbre de tu voz. Había bastante luz y me fijé en el rastro negro de tu mirada, mientras buscabas un agujero en el que cobijarte y sentirte segura. De tanto temerla se me hizo cómica la situación, y acabé saboreando cada segundo igual que aquel veneno que endulzaba la cantinela prohibitiva de tus besos. Se me hizo corta la observación transparente de tu cuerpo, se me hizo grande el peso de tus años en mi ausencia. Nunca fuiste persona de despedidas elegantes, pero aquel día algo se rompió en el infierno, porque te giraste y de tus cenizas surgió una rosa.

martes, agosto 19, 2008

frío

Demasiado apático para emitir un quejido. La mirada somnolienta apuntando muy a través de la pantalla, a un lugar tan lejano que está más allá del futuro, y en el que por tanto no hay nada. Así, lleno de nada, cuento los minutos como quien cuenta tonos de gris en el lúgubre cielo. Los únicos ruidos provienen de máquinas, y la ausencia de palabras es una losa que me aplasta el cerebro impidiéndome pensar. Hay nuevas corrientes pero viejas rutinas. Las jóvenes pescadillas pierden el ímpetu, cansadas de nadar engañadas hacia un remolino donde la única opción es hincar los dientes en su propia cola. Cada vez hay menos papeles en la mesa. No me interesa apuntar nada porque las pocas palabras que necesito caben en un suspiro. Pero aquí nadie suspira. Aquí la gente susurra en el auricular, separados por escasos metros, intentando averiguar por dónde vendrá el próximo movimiento, como viejos de un pueblo remoto sentados junto a la carretera. Aquí la gente se congrega alrededor de un teléfono para escuchar a uno a quien no le importan las cosas importantes. Aquí las ventanas no se abren, y el puto chorro de aire acondicionado perfora el ambiente con su soplido paralizador. Hace frío en el infierno. Hace un frío de cojones en el edificio inteligente. Pero no hay que desesperar, porque somos afortunados. Cuanto más inteligente es el edificio, más tontos son los afortunados que renuncian al calor, a los suspiros, al futuro y a las ventanas abiertas.

lunes, agosto 18, 2008

cuántas noches borrosas...


de un año para otro, cambia el color del cristal y permanecen los destellos

viernes, agosto 15, 2008

FAQ - consultorio cívico


¿Por qué hay gente a la que no le importa ir chocando con los demás por la calle?

Todos los conocemos. Son personas que, ignorando las leyes básicas de la física, piensan que es posible cruzarse con otros transeúntes ocupando el mismo volumen espacial sin que se produzca colisión alguna. No realizan ningún esfuerzo por evitarla, y dejan a los reflejos de su oponente la tarea de buscar trayectorias no coincidentes, que en algunos casos pueden suponer bajar a la calzada justo cuando pasa el 64, empujar a un abuelito cojo, pisar una caca de gos o restregar la camisa blanca contra la pared del edificio adyacente. La respuesta a este curioso fenómeno es bien sencilla: todos los seres humanos poseemos una glándula, ubicada en el pie izquierdo, que es capaz de variar la orientación de nuestros pasos para evitar un obstáculo al caminar, incluso aunque el cerebro no se haya dado cuenta de su presencia. Pero hay personas que, debido a una malformación genética, no poseen esta glándula, y son precisamente los arriba descritos los sujetos afectados por dicha malformación. Se la conoce como glandulae imbecilis, o glándula de la buena educación.


¿Por qué algunos escotes veraniegos son tan absolutamente exagerados?

Esto es debido pura y llanamente a un afán de llamar la atención. Por mucho calor que haga, no se entiende la utilidad de llevar prendas que permitan a una gota de sudor nacida en la papada alcanzar el ombligo sin ser interceptada por ningún trozo de tela. Esto no es necesario mamita, es grotesco, es de mal gusto, y vas a pasar calor igual por la acción directa del sol en tu piel. Si de ponerse morena se trata, a la playa patos y allí enseñas lo que quieras. Pero si coincidimos en el vagón de metro, donde por cierto no hay sol y hace un frío de la ostia, no metas tus sudorosas tetas debajo de mis narices porque me ofuscan. No hace falta, de verdad. Y si quieres poner cachondo al personal, recuerda, menos es más.


¿Por qué los taxistas no respetan las normas de tráfico?

Da igual, no intentemos entenderlo. Alguien que es capaz de escuchar la cadena cope durante 10 horas seguidas no merece odio, sino compasión. Sus cerebros están devastados y les resulta imposible alcanzar un mínimo nivel de coordinación psicomotriz. Si un taxi se cruza en vuestro carril de forma imprevista no le pitéis, saludadle con la mano para que vuestro cariño le ayude a esforzarse un poco más en la próxima intersección. Si un taxista os hace bajar del coche a mitad de trayecto con cualquier excusa derivada del tema de vuestra educada conversación, no os alteréis, insistid en pagarle el importe acumulado y recordadle que jesús es el camino. Si un taxista os regala folletos de su secta, agradecedlo sinceramente y deseadle un feliz viaje de vuelta al manicomio. Los taxistas nos necesitan, hagamos un esfuerzo por ellos. ¿Acaso no hay veces que cuando aparece uno, lo besaríamos? ¿Qué mejor signo de la existencia de un ser superior? La cope lo anunció primero.


miércoles, julio 30, 2008

acompañar



"yo tengo un pensamiento vagabundo, voy a seguir tus pasos..."

lunes, julio 28, 2008

la puerta

¿Qué hora sería? Sputnik arqueó la ceja y con un somnoliento destello verde acertó a leer el reloj de la pared: las seis y media. "Qué contrariedad", pensó para sus adentros. Bostezó un par de veces. "Con lo bien que se está aquí...". Con litúrgica repetición se puso en pie, arqueó el lomo y luego lo estiró, acompañando primero con las patas delanteras y luego con las de detrás. Notó, al salir de la pequeña cama de terciopelo, un bufidito tras de sí, y comprendió que no había sido lo suficientemente sigiloso. Se dio la vuelta, ella lo miraba. Estaba apoyada sobre el costado derecho, enroscada sobre el hueco que hasta hace un momento él ocupaba, con los ojos entreabiertos y una mueca placentera dibujada en su dulce y felina boca. Era una preciosa gata de color miel, con tres atigradas rayas simétricas en la frente y unas manchas rosadas en cada uno de los lados del cuello. "¿Dónde vas, pichón?". Por más que se repetía, la escena aún era motivo de desacuerdo. Sputnik eligió las palabras con astucia. "Fíjate, se me ha hecho tarde, porque otros días a esta hora ya me he marchado. Se está tan bien a tu lado... Adiós muñeca, nos vemos mañana". "Nooooooooooo, quédate un poco más". Su erótico ronroneo le erizó a sputnik todos y cada uno de los pelos del espinazo. "Nena, no tienes final. Sabes que tengo que estar en casa cuando él vuelva. Se pone muy nervioso si me busca y no me encuentra. Es peligroso que descubra la puerta". Intentaba sonar convincente. "Pero pichoncillo mío, hoy hace sol, seguro que se entretiene por ahí tomando una cerveza". Sputnik resopló. Su cola semierguida se movía espasmódicamente de izquierda a derecha, con golpes rápidos y acompasados. El olor que emanaba de las glándulas de su gatita era tentador, pero él era un gato responsable y estaba decidido a marcharse. "Mira muñeca, ya sabes lo que hay. Me quedaría contigo pero tengo que estar en casa. Además, me has dejado dolorido con ese roce tan rico que tú tienes". Había una sonrisilla viciosa en su boca mientra decía esto. "Tengo más, tigretón... ven y lo verás", contestó ella juguetona. "Definitivamente no tienes remedio. Adiós". Ella suspiró y se resignó a otra noche de calenturienta soledad. Con un giro perezoso colocó su cuerpo panza arriba, y comenzó a lamer los costados de su esponjosa tripita.

Sputnik salío de la estancia con pensamientos morbosos, recordando las muchas posturas distintas en las que había hecho el amor aquella tarde. Se había puesto las botas, era el puto gato con botas. Era muy afortunado y no se podía arriesgar. Sí, era un incordio llevar una doble vida. Sí, preferiría una situación más normal en una casa familiar con su gatita e incluso algún humano más si fuera necesario. Pero el capitán era un tío de ley, algo estricto pero con corazón, y no se podía quejar de cómo le cuidaba. Le daba muchos mimos, y eso para sputnik era casi tan importante como el sexo y la comida. Sabía que el muy gruñón no aceptaría verle aparecer un buen día de la pata de su panterilla, rogándole acarameladamente que aceptara duplicar el presupuesto alimentario y limpiar el doble de pises y cacas. No iba a funcionar, por más que se pasara una semana entera refrotándose entre sus piernas. Era por eso que había decidido mantener la puerta en secreto. Ayudaba el hecho de su oscura ubicación, tanto que a veces incluso se arriesgaba a usarla estando el capitán en casa para echar un polvo express. Cuando él notaba su ausencia, lo buscaba sin éxito por todas partes, y al otro lado de la puerta sputnik lo escuchaba mientras ella jugaba a ser la gata sin dientes. Era una buena vida. La molestia de tener que estar visible a ciertas horas y los fines de semana, se compensaba obteniendo lo mejor de cada mundo: comida, mimos, sexo sucio y gustoso. Además, se acercaban las vacaciones y entonces aquello iba a ser un festival. Sputnik se relamió los bigotes y se deslizó suavemente al otro lado de la puerta, pensando en lo mucho que se quería a sí mismo. "Soy un fiera...".

jueves, julio 24, 2008

comida rápida

Hoy he comido con greta. Me hacía ilusión llevarla a un sitio caro, pero ella ha insistido en comer una hamburguesa y de nada ha servido que le criticara su gusto por la basura. De hecho se ha ofendido porque para ella la basura es cool, y con un bufido ha zanjado la discusión mientras me arrastraba de la mano hasta un burger lleno de turistas. Es peligroso intentar razonar con greta: ella prefiere que le griten y le impongan lo que tiene que hacer, y si no que se callen.

- No sé cómo puede gustarte esta bazofia.
- Está buenísima.
- No, tú estás buenísima y encima tienes la suerte de que tu cuerpo elimina toda la porquería que le metes.
- Pues tengo un poco de tripilla.
- Eso no es tripilla, es la puta tentación. Bájate un poco el top o a aquel guiri de allí le va a dar algo.
- Basta chato. Hace días que no me ves y como sigas así van a pasar muchos más hasta la próxima vez. Dame una servilleta.
- Eres una chantajista.
- Y tú un bobo. Si sacaras ese carácter cuando lo tienes que sacar, no estarías tan atado a tus dudas.
- ¿Qué quieres, que me ponga a chillarle a todo el que no vea lo mismo que yo veo tan claro?
- ¿Y por qué chillar? Ese es tu problema, que no tienes término medio. ¿No hemos pedido más ketchup? Ya no me queda.
- Esa cantinela del término medio ya me la sé.
- No lo parece...
- Cómo me cargas, guapa. Me cargas sobremanera.

Ahí greta me ha mirado con ojos de cordero, y con un trocito de lechuga pegado a la comisura de los labios. Estaba sexy igual.

- Qué bien hablas, eres un encanto.
- Y tú una petarda. Esta hamburguesa sabe a goma.
- Cielo, abre tu mente. Las vacas que dan esa hamburguesa son de una raza seleccionada. Esto es un manjar. ¿Te queda bebida?
- Las vacas no dan hamburguesas, dan leche. Las matan para hacer hamburguesas. Hay una pequeña diferencia.
- Ya me has entendido. Ay mira, nunca vas a ser feliz con esa obsesión por controlar cada detalle. ¡Madre mía, tu pajita da asco! ¿Es que no tragas antes de beber?. Sácala que voy a tomar de la tuya. No te importa, ¿verdad?
- Toma listilla, te he dejado un par de alitas de pollo, están ricas.
- Hazme caso, las cosas no sólo se consiguen a cabezazos. Relájate y verás como te vas llenando de duende. Y ahora guapo, me marcho. Gracias por traerme, me encanta este sitio. Me voy corriendo que no llego al gym. Muak.
- ¿Me vas a dejar aquí, sólo? Aún me falta u...
- La próxima invito yo.
- Ni siquiera te has comido las alitas.
- Cariño, lo único que no soporto son las alitas. ¿Sabes lo que les hacen a esos pobres pollos?


¿qué os pensábais?

Desde hace semanas se multiplican en los diarios las noticias referentes a la crisis inmobiliaria y sus efectos devastadores en la economía familiar de los españoles. Como observador semi-indiferente de la actualidad, me resisto a malgastar mi escaso juicio en cosas que no tienen remedio, pero este tema consigue sublevarme tanto los nervios que a continuación expongo mi interpretación de los hechos. Se oyen a babor y estribor proclamas que culpabilizan, en ningún orden particular, a los bancos, las inmobiliarias, y los gobiernos presentes y pasados. Todos ellos, parece ser, han tenido motivos para fomentar una escalada de construcción y precios que para cualquier persona con un poco de sentido común era insostenible, con el fin claro está de beneficiarse política y económicamente, según corresponda (o ambas, que ya nos conocemos). Yo sin embargo creo que, para empezar, la santa institución bancaria no debería ser objeto de acusaciones de culpabilidad, por ser sobradamente conocido su viejo modelo de negocio consistente en cobrarnos a nosotros por prestarles dinero a ellos, dinero con el cual hacer de usureros autorizados y lucrarse en exclusiva con la rentabilidad obtenida. Luego, se crea una fundación para patrocinar el arte y desgravar un poco y todos contentos. Lo suyo sí que es arte. Al inventor de semejante camelo habría que canonizarlo, aunque algo me dice que eso ya ha ocurrido. En cuanto a las inmobiliarias, esos hongos que crecen allí donde huele a mierda, es simplemente repugnante que pretendan ahora ser rescatados por el sector público (yo y todos los que cotizamos) cuando durante años se han dedicado a engordar sus barrigas y dárselas de listos mientras contaban el botín del robo y lo ponían a buen recaudo en algún lugar del que ahora nadie dice nada. Pero la culpa tampoco es suya. Respecto a los gobiernos azules o rojos, realmente nunca los he distinguido mucho en materia económica (en lo neo-liberal soy más bien daltónico), así que les libraremos por esta vez también a ellos del dardo crítico, para dirigirlo hacia el auténtico culpable de eso que llaman "la burbuja inmobiliaria": el comprador. Cuantas veces, charlando delante de una cerveza, ha surgido la famosa discusión de "comprar es mejor que alquilar". Claro, claro, y tú eres un genio. Tú te endeudas hasta las cejas, comprometes tu futuro y quizá el de los que te sobrevivan, para comprar algo que, ladrillo sobre ladrillo, no vale ni la décima parte de lo que tú estás desembolsando. Es más, estás tan reconfortado en la idea de que "su precio se multiplicará en pocos años" que, para obtener el dinero que financie tus húmedos sueños de plusvalía, te lanzas en brazos del mayor perforador de culos de la historia universal, el banco. Cada uno tiene lo que se merece. Lo único que estás haciendo es contribuír a que el precio siga subiendo y empujar al siguiente comprador un pasito más cerca del precipicio, pero ten en cuenta que como vais todos agarrados de la manita, el primero que pise en falso os llevará con él para abajo. Toda la teoría está muy bien si tienes varios pisos para especular y ningún tipo de ética social, pero si no, lechoncillo, es una zanahoria que nunca vas a poder morder porque obtener el beneficio significa endeudarse para comprar tu siguiente vivienda que, sorpresa sorpresa, es más cara todavía. Me recuerda esas cartas que recibe la gente en los pueblos, regalándoles un "fantástico" reloj a condición de correr con unos gastos de envío misteriosamente elevados. Lo triste es que muchos pican. Con la vivienda ocurre lo mismo. El precio es irreal y la misma casa no para de aumentar su precio, pero a muchos esto les parece normal. Cada vez que subo al pueblo, más y más bloques de cemento me impiden la visión del pirineo, pero el censo sigue diciendo que somos ocho mil almas, ¿realmente hay alguien que considere sostenible esta situación?. Obviamente sí, lo cual constituye una inquietante demostración de nivel cultural en "la octava economía del mundo". Por favor, me da la risa. Imaginemos que entro en un concesionario de coches, por ejemplo, a preguntar el precio del modelo X que tanto me gusta. "Cuatro millones", responde el vendedor, y yo educadamente me retiro a pensar. Al cabo de un año de sacrificios por fin me puedo permitir el modelo X, y cuando vuelvo ilusionado al mismo concesionario con la única duda de si lo quiero rojo o gris perla, descubro sorprendido que el precio se ha disparado hasta los seis millones. No se conocen en la europa unificada índices semejantes de inflación, pero yo, convencido de las bondades del vehículo, decido endeudarme y comprarlo. Cuando vuelvo a casa, mi mujer me corre a gorrazos y los niños se ríen del imbécil de su padre. ¿Por qué comprar algo que ha multiplicado su precio sin motivo?. Alguien me dirá aquello de que "los coches pierden valor y los pisos no...". Pues bueno amiguitos, eso se ha terminado.

lunes, julio 21, 2008

voll-damm, el mercedes de las cervezas



resaca festivalera = foto chorras

viernes, julio 18, 2008

oh prédateurs tentacoulaires...!!

Méritos

El pulpo tiene alojados en su cabeza tres corazones, dos de los cuales bombean sangre a las branquias y el tercero al resto del cuerpo. Cada tentáculo se maneja separadamente, gracias a un pequeño cerebrín que depende del principal. El tercer tentáculo es en realidad un órgano copulador que se introduce en la hembra y libera los espermatóforos. De todo lo anterior se deduce que el pene de un pulpo tiene su propio cerebro. El macho abandona a la hembra justo después de la fecundación. La hembra cuida de los huevos fecundados por un periodo aproximado de un mes, tiempo durante el cual se niega a comer. Al nacer los pulpitos, la madre muere por inanición. Los pulpos aprenden observando, por ejemplo para mimetizarse con formas de animales inofensivos y no ser detectados por su presa. Este conocimiento lo adquieren por sí solos, ya que nunca llegan a convivir con sus padres por los motivos ya explicados.

Consecuencias

Golpear el pulpo con saña contra una superficie dura, para ablandar nervio y carne. Cocerlo en una olla, preferentemente de cobre, introduciendo y sacando el animal varias veces del agua hirviendo con el objetivo de que no suelte la piel. Servir cortado a rodajas sobre un lecho de patata hervida, aliñado con sal gorda, aceite de oliva y pimentón.



jueves, julio 17, 2008

summercase 2008


Bobby Gillespie: "sus vais a enterar..."

the furs

Qué cojonazos los míos para colgar la crítica de un concierto que lleva un mes difuminándose en mi recuerdo. Psychedelic Furs tocaron en una sala bikini a la que se accedía de modo intergaláctico por un revirado tunel de cemento. No frecuento, pero me comentaron que las obras duran ya un año. Tres cuartos de entrada y bastante arruga entre artistas y público para un concierto de rock por su sitio. Haciendo un poco de historia diré que los furs fueron grupo de referencia en la nueva ola de principios de los ochenta, para luego difuminarse en la inevitable y algodonosa neblina del sonido sobreproducido y ultrasintetizado que asesinó aquella década tres o cuatro años después de su comienzo (a día de hoy sigue siendo la década más corta de la historia, lo sé, la viví y realmente se hizo muy corta). El grupo se presentó con formación clásica voz-guitarra-bajo-batería-teclado y un muy ochentoso saxofonista (Mars Williams) que enseguida dejó claro a qué venía con una intro crepuscular que nos puso como motos: venía a jugar al rasca y gana con nuestra médula espinal, así que si alguna vez os cruzáis con él estad avisados. Al mando, Richard Butler con su voz afónica característica y de bastante buen rollo, lanzándose a por ese pedazo de repertorio del que disponen con tan sólo recurrir a sus dos primeros discos, Psychedelic Furs (1980) y Talk Talk Talk (1981). Empezaron con Into you like a train y a partir de ahí fueron cayendo las perlas: Imitation of Christ, Pretty in pink, Dumb Waiters, Sister Europe, I wanna sleep with you, India... Sonaron oscuros pero accesibles, consistentes, despiertos, anclados no en el pasado sino en su autenticidad, que viene a no ser lo mismo. Incluso el sonido de temas de su epoca más comercial como The Ghost In You se contagió de la aspereza necesaria para expandir la gama de negros sin ser lastre para nada. Ninguna queja con la potencia de la batería, y luego Mr Williams abrasando cada canción con su marciana interpretación de hasta donde se puede llenar el sonido de un grupo de rock con un saxo sin hacerse empalagoso, e incluso eclipsar la guitarra por registro, rasgado, ruido, rabia y todas las erres que se me ocurran. Si me oyera el que no se entera me pegaría una colleja, pero si oyera a los furs en directo se le iluminarían los ojillos. Por cierto, recuerdos.


chiquilladas

Cuando me quise dar cuenta las dos ruedas ya estaban en el aire, y volaba. Le había dado demasiado fuerte a los pedales por miedo a quedarme corto, y el exceso de velocidad me había catapultado hacia la rampa. Mi suerte dependía ahora de su ángulo de inclinación, longitud e irregularidades, todos ellos factores fuera de mi control. Nada más despegar me asusté, y apreté con fuerza los frenos sin acordarme de que algunas cosas se vuelven inservibles al perder el contacto con el suelo. Pero el salto era bueno y gané altura, aunque no controlaba el destino de mi vuelo. En un breve instante de ingravidez se me pasaron por la cabeza recuerdos de pantalones rotos, rodillas ensangrentadas y orgullos heridos, recuerdos de hierros torcidos y de las muchas bicicletas que hubo que tirar cuando ya no había por donde soldarlas. Pero mi furia y yo queríamos volar, y lo que pasara hasta conseguirlo era tan sólo el trámite insoportable de la impaciencia. Sintiendo el aire en la cara, me agarré lo más fuerte que pude a las manetas de goma, y junté las piernas para intentar colocar el peso alrededor de la barra central. Pareciera que los segundos se eternizaran en lo inevitable de la fuerza ascendente. Cuando sentí que volaba cerré los ojos, elevándome con ganas ciegas hacia el sueño de no aterrizar.

en el cuartel abandonado...


...comprobando que por donde pasa el ejército español, sí vuelve a crecer la hierba (y las paredes hablan)


martes, julio 15, 2008

ser o no ser



listo o listillo, tonto o tontorrón, viejo o maduro, grande o gradullón, entero o enterado, cabreado o cabrón, gracioso o agraciado, calimero o cascarón, primero o primerizo, segundo o segundón, informado o engañado, pata negra o jamón york, digno o indignado, asustado o cagón, guiri culto o culturista, taxista o buen conductor, somnoliento o ensoñado, contable o inventor, presupuesto o predispuesto, policía o embaucador, empanado o rebozado, kas naranja o kas limón, sobreexpuesto o subexpuesto, blanco y negro o color, entrañable o navideño, polvo rico o polvorón, enfermo o paciente, insufrible o sufridor, consonante o asonante, techno-pop o rock'n'roll, afeitado o rasurado, aceituna o boquerón, fonzollo o gayumbo, capitán o merinero, arrumbado o sin rumbo, catalán o madrileño

jueves, julio 10, 2008

la ciencia del sueño

¿Qué son esas luces? Atraen mi cabeza con una fuerza varias veces mayor a la de su peso, por lo que me cuesta aguantarla vertical. Puedo leer mis pensamientos en un libro de neón. "Clonc". Mierda, le he dado. Aturdido, me froto la frente con los dedos, pero mi mano es gigante y me asusto... ¡y chillo!. Silencio, me están mirando. Mis compañeros me escrutan con sus ojos ignorantes, pero esta no es la primera vez. Pongo cara de circunstancias y devuelvo la mirada a la pantalla del ordenador, llena de cifras y gráficos que no me interesan. ¿Por qué aceptaría este trabajo?. Lo sé perfectamente, quería saber de qué hablaba ese gusanillo que me insistió en venir a esta ciudad. Ya no recuerdo bien si lo vi en sueños o despierto, quizá mientras comía una manzana, pero no importa. Hay aspectos de mi vida que sólo puedo entender con trozos de explicación que voy encontrando en los sueños. Quizá tenía que pasar por aquí para encontrarme con otras gentes también fuera de su lugar.

En cualquier caso estoy mirando la pantalla. La búsqueda me ha devuelto 24.664 registros, todos con códigos parecidos, en letra tahoma azul sobre fondo blanco. El enorme listado ocupa páginas y páginas que voy recorriendo con la rueda del ratón. Hay simetría en el ordenamiento de las columnas, como en una vista aérea de mi ciudad cuadriculada. Espera un momento. Hay un registro con caracteres extraños, que no parece estar del todo bien. La letra es de otro color, más anaranjado y... ¡palpita!. Me froto los ojos, o eso creo. Veo como la calidez de su tono se expande a borbotones por el listado. Al mezclarse con los registros azules, el color precipita y crea chorros verdosos que caen, como hilos cortados, sobre el lienzo brillante de la pantalla. Al llegar abajo, desbordan y derraman sobre la mesa, avanzando hacia mi mano. El extraño halo de color comienza a crear una forma sobre mi palma abierta, que luego se va pareciendo a una extraña clase de fruta. La acerco a mi boca y muerdo. Es gelatinosa, con un sabor que me recuerda al picor del agua marina. Algo se está moviendo ahora en la pantalla: las líneas rectas se están deformando, se deshacen las intersecciones, se crean nuevas conexiones, se rellenan los espacios, trazando curvas y tirando arcos hacia un punto de fuga. Me acerco a mirar y la nueva asimetría me atrae, con una fuerza varias veces superior a mi curiosidad. ¿Qué llevará esa fruta que he probado? A la derecha, la busco con la mirada pero mi mano se ha vuelto a convertir en manaza. Me asusto. Chillo justo en el momento de golpear mi cabeza contra la pantalla y cruzar de vuelta el umbral del sueño, recibido por un coro de miradas preocupadas.


Inspirado por "La science des rêves", de Michel Gondry (2006)

martes, julio 08, 2008

con la música a otra parte

Cuando entró por última vez en el pequeño cuarto de estar sintió que se le retorcía la boca del estómago. El suelo estaba vacío, con distintas tonalidades allí donde habían estado los escasos muebles, y sus pasos resonaban ahora con el eco triste de los lugares que justo pierden la vida. Un viejo cuadro con el marco raído y una foto suya de hacía algunos años era el único objeto que había decidido no arrojar a la basura. Tampoco lo llevaría consigo. Por alguna extraña razón ese cuadro lo quiso dejar ahí, en la pared que daba al pasillo, con su retrato en blanco y negro mirando de reojo hacia la puerta. El que no se entera, el amigo musicófilo del capitán fonzollo, respiró entrecortadamente y unos lagrimones enormes comenzaron a resbalarle por las mejillas, cayendo al suelo delante de sus pies. Hacía mucho calor, pero él sólo notaba el escalofrío de los recuerdos escapándose por la ventana. Se acercó al balcón y observó el patio que tantas veces le había proporcionado entretenimiento, con sus docenas de terrazas, tendedores y persianas. Pensó en cómo los otros vecinos, desde todas esas ventanas, habrían visto su casa. ¿Qué aspecto tendría por fuera? ¿Se vería tan destartalada como las demás? Probablemente sí. Nada que ver, pensó, con lo apañada que él la había dejado por dentro a lo largo de estos años. "Las apariencias engañan". Le resultaba curiosa, en el momento de la despedida, la irónica simetría entre lo que había sido su hogar y el desbarajuste que inundaba su cabeza. "Las apariencias engañan", volvió a repetir para sus adentros, dando media vuelta y cruzando la casa en unos pocos pasos. Salió cerrando la puerta tras de sí, casi sin desviar la mirada.

miércoles, julio 02, 2008

díselo al sol

borra los rastros de nube
con el vuelo exacto de tus gestos
sube lo más alto que puedas
sin extrañarte de ver el mundo a tus pies
dile al sol que hoy es tuyo
y del rastro dorado de tu cabello
gira sin pasar por un mismo punto
jugando con las sombras de tu cuerpo
traza el perfil de la luz en el aire
y riega los campos con el viento
de tus brazos que dibujan ligeros
las formas que adoptará el tiempo
codifica tu mensaje en destellos de amanecer
dirige el reflejo hacia un lugar secreto
regala a las flores promesas de atardecer
y esculpe en el cielo un recuerdo perfecto

martes, julio 01, 2008

armaggedon

Se sabe que no es un día normal cuando el sol aparece antes de hora por el sitio equivocado. A las siete de la mañana la temperatura es infernal, y la ciudad se despierta asfixiada en la ignorancia de lo que se avecina. Mientras la luz va ganando en intensidad, comienzan a combustionar espontáneamente los carteles de se vende piso, a prender fuego los contenedores, y las cacas de perro derretidas forman putrefactos riachuelos que corren paseo de gracia abajo. A media mañana, el cielo está cambiando de color cada pocos minutos. Las palomas caen muertas en pleno vuelo, inundando las fuentes de plumas negruzcas. Atruena el sonido de la cope por las esquinas del eixample, al dispararse de manera incontrolable el volumen de las radios en los taxis. A los taxistas se les funde el cerebro y comienzan a conducir bien, ante el estupor de la ciudadanía. Al alcanzar los cincuenta grados el desconcierto es ya total. Los animales han escapado del zoo y arrasan la ciutat vella, atacando a los turistas que se cruzan en su camino. Las ambulancias atropellan a los peatones, por intentar llegar demasiado rápido a los avisos de infarto. Las abuelitas observan aterrorizadas desde sus ventanas, santiguándose y mirando al cielo, mientras éste les niega sus plegarias degradándose lentamente del rojo apocalíptico al negro abismal. Es mediodía. Corren rumores de que la clase política ha perecido intentando escapar por las alcantarillas, devorada por cucarachas del tamaño de elefantes. El calor está fundiendo ahora los cristales de los edificios. El líquido ardiente cae a chorretones sobre las personas que corren desconcertadas por las calles, en una macabra alegoría medieval. Las peores horas de la tarde aguardan, ya sólo los tontos tienen esperanzas de sobrevivir. El mar ha comenzado a hervir y se funden los cimientos de la barceloneta. Cientos de edificios comienzan a derrumbarse. A los guardias urbanos les estalla la cabeza cuando intentan multar a los conductores que no respetan los límites de velocidad por huír del asfalto que se derrite a su paso. La piedra de las construcciones más emblemáticas se está deformando hasta adoptar nuevas e inquietantes formas. La catedral parece una lanza, la sagrada familia un tridente, el camp nou un caldero ardiente. En pedralbes, los jardines se han teñido de rojo por la hierba quemada y la sangre de los insectos achicharrados. En los bloques de oficinas los termostatos de aire acondicionado, previamente programados, intentan compensar el aumento de la temperatura con chorros de aire aún más gélidos si cabe. Los oficinistas mueren congelados en bloques de hielo grisáceos, para inmediatamente derretirse por el efecto ya imparable del calor sobre las estructuras de aluminio. A las ocho en punto de la tarde comienza a amainar el fragor infernal. La estación de sants luce enormes socavones en gran parte de su estructura. Justo en ese momento hace su entrada en la vía nueve el ave procedente de madrid, dos minutos sobre el horario previsto. Los pasajeros se dirigen raudos a las ventanillas para reclamar su devolución, pero sólo encuentran el anuncio de huelga del personal de renfe, en carteles deformados con las esquinas chamuscadas.

viernes, junio 20, 2008

Преступление и наказание

La primavera, esa novia caprichosa, ha encontrado por fin el puto vestido azul. Ha sido a última hora y después de mucho lloriquear, pero lo importante es que le queda estupendo. Me he me metido con ella bastante, lo reconozco, porque ya tengo aprendida la manera de sacar lo mejor que lleva dentro. Con sólo empezar a quejarme, la muy discutidora se pone a rebatir rabiosa, y me planta en las narices las pruebas de mi eterna equivocación. Las acepto con gusto. Me encanta darle la razón aunque ella nunca lo haga cuando yo la tengo, porque la quiero. Sin primavera no hay principio. Las cosas empiezan en primavera, y luego ya en verano tirarán hacia donde les lleve la ola de calor. Bon voyage. Por el crimen de haberme soportado a mí mismo durante esta primavera, me otorgo el castigo de dos semanas de vacaciones. Espero haberlo merecido.

jueves, junio 19, 2008

reivindicando a bon scott

antes de que sea adoptado por el batallón de los modernos (you never know...)

miércoles, junio 18, 2008

barrio

El capitán fonzollo vive en un barrio que es como todos los barrios, con la única peculiaridad de que en este vive él. El capitán interactúa con las personas que comparten su parada de metro, buscando igual que ellos ese calorcito que les haga sentir que están en un pueblo, cuando no lo están. Para eso están los pueblos. Esto me hace recordar la cantidad de pueblos abandonados que hay en este país, pero eso es otra historia.

Desde el antiguo mercado distintos gremios de comerciantes jalonan el camino hasta casa. Cuando llega el verano, el capitán gusta de entrar en la frutería de la esquina porque el género es mejor que en el súper, aunque la dependienta no le tira ni media onda. ¡Qué exasperantes son los vendedores que no se implican!. "¿Por qué es usted tan fría, señora, si me encantan sus melones?". Después viene el colmadito de Rajib. Parece que sus planes de emigrar a la patria de la libertad duradera peligran igual que el títere yanqui que gobierna su país, pero mejor no pregunto porque sé que le duele y yo a Rajib desde la distancia ideológica le tengo aprecio. También me he quitado el pin de la estrella roja, porque noté que ya no me ayudaba a meter las cosas en la bolsa.

La ronda de recados no está completa sin una visita a la ferretería. El local es de aquellos antiguos con grandes cajoneras de madera cubriendo la pared. Sus dos dependientes, que se me antojan hermanos, son ese tipo de señores maduros, educados hasta rozar la cursilería, que siempre te llaman de usted y dicen "servidor" cuando devuelven el cambio. No importa que uno les haya tuteado durante años, ignorando el ancla que les mantiene en su burbuja de otra década: ellos siempre sonreirán si el cliente sonríe, o se mostrarán contrariados cuando no tengan la tuerca que necesitas. Con gran diferencia, son los favoritos del capitán. Hay un pescatero gay que parece majo pero del que, debido a la muy carnívora dieta fonzollista, faltan referencias.

Justo antes de subir a casa, el capitán hace un último recado, el más inútil y a la vez más importante: echar la primitiva. La lotera es una cincuentona con cara de alcachofa de esas que lucen una mueca que no es sonrisa ni tampoco lo contrario. Cuando le pagas no te da las gracias, te dice "valeeee", que es lo que yo decía de niño cuando me daba vergüenza decir "gracias". Se tiñe con tinte barato, y por supuesto jamás me tocan ni los reintegros. Intuyo un marido vago tumbado el fin de semana viendo fútbol. ¿Qué intuirá ella del capitán? Porque el barrio es inmutable pero yo me siento un poco distinto cada día.


lunes, junio 16, 2008

cambios salvajes de humor

Otro lunes más. Qué sueño. ¿El cielo? No lo sabe ni él. Tengo sal en los labios, regalo del mar en tu piel. Hay calor en las paredes y sólo me enfría el agua de la ducha. La camiseta me la pongo del revés y voy enseñando las costuras, mis costuras. En la calle el aire me envuelve con el húmedo olor de la incertidumbre. No hay manera de encontrar esa canción que tanto necesito, de las pocas que canto pensando sólo en mí. Mis ojos se ocultan para evitar cualquier tipo de interacción. Esquivo personas, mientras resuenan palabras contradictorias en mi cabeza y se me olvida esquivar. Perdón. Después, vacío en el tiempo. Estoy inconsciente y la vida se escapa por la ventana. ¿El cielo? Saturado de azul. A veces leo historias y recuerdo lo que pasará y sonrío mientras va cambiando el color del cristal con el que pienso. A mediodía cumplo obligaciones con mi cuerpo. El cielo cada vez se parece más a mí. La tarde es una farsa, el lento suplicio de la inactividad. ¿Qué hago yo aquí?. De vez en cuando escribo, pero generalmente me puede la certeza de mis dudas. De repente, el reloj se para y me convence de no darle más vueltas. Hay que salir. Mis pasos se apresuran y a medida que oscurece noto más fuertemente las ondas de tu presencia cruzando el aire hasta mí. Se me emociona el ansia. Se me hace imposible entender el idioma en que está escrito el futuro.

happy mondays

"Recalculando tiempo estimado". La puta pantallita llevaba un siglo recalculando el tiempo estimado, tanto que parecía haber sobrepasado su vida útil. Miró por encima del hombro, pero ni rastro del segurata. Para el que no se entera, el amigo musicófilo del capitán fonzollo, el lunes había empezado de la peor forma posible. De hecho venía torciéndose desde el momento en que había abierto los ojos. Sin desayunar por desabastecimiento absoluto del frigorífico, y con unos calcetines usados de varios días, le dolía la cabeza y el metro no llegaba nunca. De repente un ruido, por fin.

Entró al vagón, ocupó de pie el poco espacio libre, y notó el gélido chorro de aire acondicionado sobre su cabeza. ¿Por qué tenía que pasar frío en verano? La gente no entiende, la gente está loca. Aquello empezó a moverse. Al principio, el que no se entera adoraba los nuevos vagones: modernos, silenciosos, con su cabina transparente y sus cientos de lucecitas, pero ahora los odiaba por esa maldita luz fluorescente que torturaba sus ojos legañosos por las mañanas. El era un hombre-vampiro, un animal de penumbra. La vieja de al lado no paraba de darle golpecitos con el bolso, y los músculos del cuello se le tensaban por momentos. El trayecto hasta la estación central se hizo eterno. Al llegar, se adelantó dispuesto a salir el primero. Apertura. Al otro lado, un muro infranqueable de cuerpos ocupaba todo el ancho de la puerta. Sobre ellos, cabezas de pasmarote mirándole inmóviles. Pensó: "¿Qué queréis, que salga volando?". Los había jóvenes, viejos, blancas y negros. La mala educación no entiende de sexo, de edad ni de inmigración. Después de un momento de tensa espera, el que no se entera dio un pasó decidido al frente intentando hacerse lo más ancho posible, y pegó un buen empujón al menos a cuatro de los que le impedían el paso. El más bajito casi rueda por el suelo. Escuchó una serie de "¡eehhhhs!" y "¡halaaaaas!" tras de sí, y por primera vez aquella mañana perdió los nervios: "¿Y POR DONDE OSTIAS QUEREIS QUE SALGA, PANDILLA DE GILIPOLLAS?". Silencio.

El que no se entera dio media vuelta y echó a correr, porque renfe cuando llega a tiempo nunca espera. En la escalera mecánica, dos universitarias con claros signos de obesidad hablaban animadamente una al lado de la otra, ocupando todo el espacio con sus enormes culos. Decidió que esa mañana se iba a inflar a dar empujones... Al llegar arriba, giró apresuradamente la esquina y casi se cae al tropezar con un perro bastante fiero que empezó a ladrar dentro de su bozal. Al otro lado de la cuerda había un empleado de la compañía de transporte, fatídica maquinita en ristre. Intentó ignorarlo pero era demasiado tarde. "¿Me permites el billete?". Las gordinflonas no pudieron evitar una sonrisita asquerosa cuando pasaron a su lado y le vieron la cara.

martes, junio 10, 2008

el comodín de la llamada

Hoy he invocado a Greta porque necesito una sacudida mental en condiciones. La muy petarda ha declinado mi petición por un conflicto de horarios con la peluquería, y he tenido que aceptar lo irrebatible de su jerarquía de prioridades. Me he conformado pues con una charla rapidita en la que se me ha olvidado contarle la mitad de los detalles de mi empanada mental. No le han hecho falta. Ella posee algún tipo de sensor en la entrepierna que le indica cuando un hombre está desorientado, alucinado, condenado, eufórico o incluso en estado de muerte cerebral. Greta no entendería el plano del metro en un millón de años, pero es una experta en laberintos y me ha dado algunos consejos prácticos: "Mira encanto, ante todo cuida mucho de tus seres queridos porque son los únicos que ya han aceptado lo tonto que puedes llegar a ser. No comas demasiada verdura, te mata la chispa y te hace aburrido. Ni se te ocurra interpretar: la vida suele ser tan literal como aparenta, y si algo no te queda claro pon música y baila. Llama a las cosas por su nombre. Recuerda, capitán querido, que siempre has tenido muy mala cabeza pero bastante buen juicio. No ahogues tus sensaciones pero evita que prendan en tu impaciencia, que ya nos conocemos. No presupongas la buena fé de las personas, ni la tuya tampoco. No subestimes la curiosidad de un hombre. Nunca dejes de estimular la de una mujer. Y sobre todo, cariño, no me llames los martes porque estoy liadísima..."

miércoles, junio 04, 2008

el nombre del hijo

El vetusto reloj pareció temblar por un momento antes de que el carrillón comenzara a enumerar con parsimonia las cinco de la tarde. El sol de junio caía en picado sobre la fachada, colándose a través de los agujeros de la persiana de madera y proyectándose enfrente, sobre la pared del salón, en forma de cientos de puntos de luz irregularmente distribuídos. Sentado en el sofá, el vecino sujetaba una copa de brandy con la mirada perdida más allá de la penumbra que le rodeaba. Estaba sólo. Su mujer llevaba una semana cuidando de un familiar muy mayor, y al viejo se le acumulaban las horas de la tarde entre recuerdos vidriosos, alcohol y tabaco cubano.

No entendía muy bien el motivo de tanta melancolía, pero estaba claro que su cabeza le quería jugar una mala pasada. Alguien de su experiencia, con cincuenta años de servicio en el KGB, supuestamente no podía tener este tipo de recaídas, debilidades de la memoria, y saberlo le hacía sentirse aún más recluído y quisquilloso. Ser consciente de su propia vulnerabilidad le molestaba sobremanera. ¿De qué valía plantearse ahora la validez de toda una vida dedicada a una idea? ¿De qué valía haber sacrificado el futuro, que era ya un presente irrevocable, por una lucha de dudosa legitimidad? ¿Por qué sentía que había dejado de cumplir su mayor objetivo como persona? Pensó en su mujer, calladamente aceptando una vida insuficiente por amor a él, y pensó en qué sucedería cuando ellos mismos necesitaran de alguien que agarrara su mano hasta el final: estarían sólos en el momento más triste. En el último tramo de la vida, el viejo se sentía incompleto y no podía hacer nada por remediarlo. Había un nombre impronunciable que sólo existía en su arrepentimiento.

Fue a beber pero en la copa ya no había suficiente para un trago. Se levantó y se acercó al armario para servirse, cuando sonó el timbre. "Bah", pensó mientras negaba con la cabeza cualquier posibilidad de molestarse en abrir. El timbre duplicó el intento, y entre negaciones cabizbajas el viejo se arregló la camiseta y salió al pasillo. Abrió la puerta sin enceder la luz del recibidor, para que el inoportuno visitante no se asustara de su aspecto, pero en el rellano no había nadie. Sacó la cabeza y miró a ambos lados, desierto. Extrañado, cerró y volvió al salón. Mientras cogía la botella echó un ojo por la rendija de la persiana, y observó una pareja de jóvenes saliendo del portal y cruzando la calle hacia abajo, cogidos de la mano. Los veía de espaldas, pero la chica le pareció muy bonita, y al otro granuja lo reconoció al instante. Algo de ese instinto paternal frustrado le encogió el pecho con una mezcla de pena y orgullo.

"Parece que no todo va mal al mismo tiempo", pensó mientras se regalaba un prolongado trago de brandy.